Freitag, 24. Juli 2015

Un tiempo hermoso se acabó...

Viendo las luces desde el avión, teniendo a Brian a la mano me despido de Buenos Aires y de un año increíble e inolvidable con muchas nuevas enseñanzas para la vida y lazos muy fuertes con nueva gente.
69 casas y 33'175 kilometros en solo un año.

Me acuerdo bien, cuando la opción de venir a Argentina era opción B nada más. Al ver la solicitud de un pasante la dejé al lado hasta que 3 días antes del cierre de la inscripción me dije que no quisiera perder la oportunidad. Mientras todos mis compañeros estudiaron para los finales dediqué mi tiempo a la postulación. El esfuerzo valió la pena e YFU Argentina me aceptó. Pude agarrar mi mochila y venir a mi nuevo hogar 20'000 kilometros de mi casa. Esta decisión a última hora, me cambió la vida.

Ya el hecho de poder volver a Suiza con mi novio es increíble. Pero no es solo eso. Siento que he ganado mucha seguridad en mi personalidad y en la decisión de mis estudios (Artes escénicas).

Además al irme ahora después de un año, siento que logré mis metas, superé mis obstaculos y apliqué mis aprendizajes. Todo eso todavía había faltado después de medio año.
Pd. En mi fiesta de mi despedida había veda entonces después de las 9 el mozo no nos quería vender la cerveza. Entonces dijé, eeh pero yo pedí antes de las 9! Todos me miraron y dijeron, sí aprendió ;)

También la segunda parte de mi pasantía fue muy intenso. Por viajar por todas las delegaciones conocí gente muy diversa e interesante y volví a encontrar amigos en otra punta del país. Cada persona me enseñaba otras cosas y me contaba otras historias de la vida. Aunque cada vez me pude quedar muy poco tiempo en los lugares, las relaciones no fueron para nada superficial y siento haber encontrado nuevos amigos de la vida.
Lo que sí ya me cansé de responder preguntas como ¿De dónde sos? ¿Hace frío allá? ¿Por qué hablas español?

Pero como todo en la vida. Las cartas tienen siempre una doble cara. Para pasar a lo lindo hay que pasar por la parte un poco menos lindo.

Quiero agradecer a todos que me acompañaron por toda o por una parte de mi pasantía para regalarme risas, compartir experiencias o ayudarme en mi trabajo de YFU.
Mi vida ahora sigue en otra punta del mundo (Madrid), pero con 100 % seguridad vuelvo para Argentina, lo antes posible.


Freitag, 17. Juli 2015

Últimos días

Con un mate en la mano estoy partiendo de mi última estadía de vuelta a Buenos Aires, donde ya el martes tengo que despedirme por no sé cuantos años de la Argentina.
Mi penúltimo lugar fue Esperanza pero por una razón distinta que promocionar y capacitar por YFU.
Al llegar a la terminal de Santa Fe me esperaba un señor de mayor edad, de vista muy simpática. Es un pariente mío muy lejano de parte de mi abuela. Hace unos años atrás él empezó a investigar en su descendencia y se puso en contacto con el hermano de mi abuela, el cual hace 2 años fue a visitar en suiza. Por lo tanto hace más de un año, cuando ya sabía que viajaré a Argentina, mi abuela me dio su dirección y número de teléfono, diciéndome que siempre recibe y se alegra de visita suiza.
Por todo el año lo recordaba pero no me tomé el tiempo a causa de otros viajes. Mi abuela mientras tanto pensó que me había olvidado y llamó un día a Buenos Aires a mi mama anfitriona. Apenas se podían comunicar pero mi abuela luchaba con el italiano y así Ana entendió que debía anotar unos numeros por una razon desconocida.

Igualmente pasó otro medio año más, viajando por toda Argentina, y al estar en la provincia Santa Fe, me dije, ahora es la oportunidad de cumplir esta meta, y en vez de tomar el colectivo de Reconquista a Buenos Aires, me fui a Esperanza.

Una corta pero muy linda estadía, conociendo sorprendientemente muchos suizos, ya que ahí hay una delegación muy grande de Suiza y además mi visita justo coincidió con un cura estadounidense que es suizo también y el primo de segundo grado de mi pariente Néstor.

Una vez más el mundo parece ser tan chico y por alguna forma estamos todos conectados. 
Lo gracioso fue, darme cuenta, que yo tanto me adapté a Argentina, que Néstor, por su crianza, ya casi era más suizo que yo. Por su puntualidad, exactitud, estructura y compromiso.

Quiero destacar unos momentos de mi viaje desde el último post.
La provinvia Misiones, la tuve que dejar hace 3 semanas ya, pero me llevé unos recuerdos hermosos de esa provincia. Pude conocer las ruinas jesuíticas de San Ignacio Mini, el salto moconá, el único salto mundial que cae al costado de la corriente del río. Durante el viaje por la selva descubrí las viviendas de los indígenos guaraníes. Fui a visitar una amiga chilena en Foz do Iguazu y luego partí a Asunción. Una ciudad encantadora, donde me esperaba un amigo paraguayo, que conocí en Buenos Aires apenas llegaba el año pasado.
Fue lindo volver a encontrarme con amistades y descubrir nuevos lugares. Tras una capacitación en Formosa, que duró todo un fin de semana y donde implementé nuevas actividades, ya seguí el viaje a Goya.  Aunque tuve la oportunidad de conocer los esteros del iberá, un lugar hermoso de la tranquilidad, me di cuenta que ya estoy bastante cansada de viajar y conocer nueva gente y empezaba a extrañar mucho a mi casa y mis seres queridos. Igualmente me puse las pilas para los últimos lugares, Avellaneda y Esperanza, y disfruté al máximo, sea bailando hasta la madrugada o escuchando cuentos de mis parientes.

Por más cansancio o resfrío, siempre me motivé nuevamente. Levantarse cada vez una vez más te lleva para adelante. 
Ya estoy ansiosa de llegar con mi mate en la mano a mi segundo hogar - Buenos Aires :)



Sonntag, 12. Juli 2015

Cruzando la frontera

Un logro grande es que la gente ya no me detecta como extranjera por mi accento. Unas veces me gritaron porteña, después me dicen, ah, vos no sos de Misiones,... Y otras veces hay inconvenientes también. A las 7 en la tarde supuestamente ningún extranjero usa el colectivo interurbano para cruzar la frontera de Encarnación (Paraguay) a Posadas. Como yo estaba muy cansada cerré los ojos, y los que trabajan en la aduana parecen que ya también estaban cansados y ya ni controlaron. A mitad de puente abrí mis ojos y caí que me falta mi sello en el pasaporte. El chofer tranquilo dijó, ah bueno, tenés que volver no más, bajáte acá. :/
No me quedaba otra, ni peatonal había pero bueno, corrí los dos kilómetros de vuelta para una estampilla y esperé hasta que llegue otro colectivo. Pensaste! Por suerte me llevaron dos mujeres en su auto, ya que el tiempo se me estaba yendo, y tenía que estar supuestamente en media hora en la reunión de YFU. En fin y en cabo, pude cruzar, tuve una larga caminata hasta el restorante, pero cansada y atrasada llegué bien y justo para la pizza. ;)