Montag, 23. März 2015

Volver

Después de 3 años y medio volví a pueblito para volver a ver mi familia anfitriona y mis amigos. De verdad fue lindo y valió la pena.
En Santiago YFU Chile me pidió si pudiera escribir un artículo sobre mi experiencia. Acá está:


VOLVER.
Pamela Pilawa
Estudiante suiza en Chile (agosto 2010-julio 2011) – Pasante en YFU Argentina (2014 y actualmente 2015)
Estoy sentada en la micro que me trae de Santiago de Chile sobre el paso de los Libertadores a Mendoza. Veo para 'trás y estoy eternamente feliz de lo que he podido y puedo vivir gracias a YFU!
Mi vida con YFU empezó en el año 2010, cuando decidí que quería hacer un intercambio en Chile. El hecho de haber elegido a Chile como país de destino fue medio al azar. Una ex estudiante de Suiza me había contado de su experiencia allá, por lo que me dieron muchas ganas de conocer este país de 4.300 km longitud. Ya me fascinaba el español desde hacía 2 años y a mis 16 años me fui con la expectativa que iba a vivir en el norte al lado de la playa.
Ojo, no es un juego la elección: YFU Chile me mandó a la Patagonia a un pueblo casi al fin del mundo, Puerto Aysén, donde apenas hay una vez al mes una película en el cine.
Como usted ya se habrá dado cuenta, en ese pueblo no hay mucho para hacer. Con toda la motivación y creatividad comencé a hacer diversas cosas para entretenerme. Empecé con Karate, fui a hacer collares con los niños discapacitados, jugué al vóleibol, toqué flauta traversa en una orquesta,... Estas actividades me gustaron mucho y encontré muchos amigos. Pero me sentía cada día más lejana a mi familia anfitriona. La familia era bastante lo contrario de mí, les gustaba estar patas para arriba y ver tele, lo que a mí me costaba, porque como nunca tuve tele en mi infancia no era mi costumbre. Igualmente, con los padres establecí una linda relación porque hablábamos mucho. Lo contrario fue con mis hermanos (12 y 14 años en ese entonces) con los cuales me sentía cada día más incómoda en su presencia.
A los 16 años me importaba mucho lo que el resto de la gente pensaba de mí y me portaba muy distinto, muy tímida frente a su presencia. En mi cabeza empecé a construir una realidad diferente de lo que realmente era, pensaba que mis dos hermanos no me querían y cada día nos alejábamos más hasta que ellos me ignoraron y fui como alguien que vivía en su pieza nada más. Me sentía aislada, lejos de mi tierra, sin apoyo de nadie. Ni yo ni mi familia anfitriona sabíamos como confrontar y solucionar el problema. A pesar de que vengo de una familia en suiza, donde no se discutía y se fallaban los errores, no era capaz de comunicar a la familia como me sentía.
Por no poder haber superado el sentirme mal en la compañía de mis hermanos, volví a mi país sin que ellos me despidieran, con la angustia de no haber cumplido mi meta y sacado el aprendizaje de mi intercambio.
Entonces, después de 3 años, se ha dicho VOLVER! YFU Argentina me dio la posibilidad de hacer una pasantía en Buenos Aires y realizar un segundo intercambio. Nuevamente me tocó una familia anfitriona. Como es la convivencia, siempre ocurren problemas, sea porque uno tiene un mal día y lastima al otro con palabras sin querer, o que a uno le molesta que el otro se saque los zapatos al entrar a la casa. Cosas que ocurren, pero lo que sí hicimos fue que siempre hablamos sobre todo lo que nos molestaba y yo de a poco aprendí a confrontarme a las situaciones y hablarles. Gracias a esto tengo una relación súper linda con mi familia en Buenos Aires y me siento como una hija más.
Después de haber vivido 5 meses en Buenos Aires me sentía lista para volver una vez más a mi pueblito en Chile.
Habían pasado 4 años y fue muy emocionante VOLVER. Llegué a la casa y ahí me esperaba toda la familia. Con un fuerte abrazo saludé a todos; me habían preparado un asado. Yo me sentía con un carácter mucho más fuerte que la última vez y que era tal como soy. Hablamos y nos reímos y en estos dos días solos me sentí más cercana a mi familia que durante todo mi año de intercambio.
Estoy feliz de haber vuelto, haberme confrontado con mi pasado y haber hecho un lindo cierre de mi experiencia, establecido una relación con mi familia anfitriona que perdurará para siempre. Estoy agradecida de haber tenido la oportunidad de hacer un intercambio con YFU Chile, haber vuelto y haber sido tan bien acogida por mi familia, mis amigos y por YFU Chile en la oficina de Santiago, donde todos me recordaban como la chica que saltaba la cuerda.
Quiero resumir mi aprendizaje: es bueno irse con expectativas bajas, y hablar los problemas al tiro cuando nacen durante el intercambio. Apagar el fueguito antes de que sea un fuegón y no huir del pasado.
Esto escribo para que la gente que considera su año de intercambio como incumplido por las expectativas que tenían, puedan sacar un aprendizaje muy valioso para la vida. Cada experiencia es buena, los buenos momentos los disfrutamos pero los malos nos hacen más fuerte y nos enseñan. Para saber disfrutar los buenos momentos hay que pasar por los malos.
YFU siempre seguirá siendo una parte mía, ya que en cualquier país donde esté me siento acogida y recibida en la gran familia YFU.

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