Samstag, 28. März 2015

De vuelta a Buenos Aires

Alegría, frustración, nostalgia y tristeza y nueva motivación.
Vos pensás que trabajar viajando es todo lindo. Te equivocaste! Hay días y días, subidas y bajas.
A veces me resultan las cosas demasiado bien, como cuando llegué a Curuzú, me entrevistaron en la tele, pude hacer dos charlas y conocí gente muy buena onda y más encima volví a ver a Brian después de más de dos meses. En estos momentos podía abrazar a todo el mundo.
Luego hay días donde no resulta nada como previsto y me desmotivo, dudo en lo que hago, lo que quiero en mi futúro y dejo la frustración a mi pobre amor que me aguanta y me motiva. En estos días, donde la gente no me dejó hacer charlas, poca gente asistió a mis reuniones, le está yendo mal a mi abuelo suizo y extraño por no estar con mi mamá en su cumpleaños quiero estar en la pura cama y no hacer nada.
Pero me motivo rápido, empiezo a organizar los próximos proyectos y al llegar a respuestas positivas veo un sentido en seguir. Y de repente sale todo bien otra vez, me invitan a la radio y la tele en corrientes y al haberlo terminado ya me encuentro en el colectivo hacia Buenos Aires, en frente mío comida que me espera y la alegría de poder volver a Buenos Aires y juntarme con mis amigos, mi novio y mi familia.
Hay que levantarse siempre una vez más para que las cosas resulten. :)

Pd. Parece que viajando, sea en avión, tren, colectivo,... tengo los momentos más inspiradores para escribir en mi blog, coleccionar mis ideas y planificar el futuro.

Montag, 23. März 2015

Volver

Después de 3 años y medio volví a pueblito para volver a ver mi familia anfitriona y mis amigos. De verdad fue lindo y valió la pena.
En Santiago YFU Chile me pidió si pudiera escribir un artículo sobre mi experiencia. Acá está:


VOLVER.
Pamela Pilawa
Estudiante suiza en Chile (agosto 2010-julio 2011) – Pasante en YFU Argentina (2014 y actualmente 2015)
Estoy sentada en la micro que me trae de Santiago de Chile sobre el paso de los Libertadores a Mendoza. Veo para 'trás y estoy eternamente feliz de lo que he podido y puedo vivir gracias a YFU!
Mi vida con YFU empezó en el año 2010, cuando decidí que quería hacer un intercambio en Chile. El hecho de haber elegido a Chile como país de destino fue medio al azar. Una ex estudiante de Suiza me había contado de su experiencia allá, por lo que me dieron muchas ganas de conocer este país de 4.300 km longitud. Ya me fascinaba el español desde hacía 2 años y a mis 16 años me fui con la expectativa que iba a vivir en el norte al lado de la playa.
Ojo, no es un juego la elección: YFU Chile me mandó a la Patagonia a un pueblo casi al fin del mundo, Puerto Aysén, donde apenas hay una vez al mes una película en el cine.
Como usted ya se habrá dado cuenta, en ese pueblo no hay mucho para hacer. Con toda la motivación y creatividad comencé a hacer diversas cosas para entretenerme. Empecé con Karate, fui a hacer collares con los niños discapacitados, jugué al vóleibol, toqué flauta traversa en una orquesta,... Estas actividades me gustaron mucho y encontré muchos amigos. Pero me sentía cada día más lejana a mi familia anfitriona. La familia era bastante lo contrario de mí, les gustaba estar patas para arriba y ver tele, lo que a mí me costaba, porque como nunca tuve tele en mi infancia no era mi costumbre. Igualmente, con los padres establecí una linda relación porque hablábamos mucho. Lo contrario fue con mis hermanos (12 y 14 años en ese entonces) con los cuales me sentía cada día más incómoda en su presencia.
A los 16 años me importaba mucho lo que el resto de la gente pensaba de mí y me portaba muy distinto, muy tímida frente a su presencia. En mi cabeza empecé a construir una realidad diferente de lo que realmente era, pensaba que mis dos hermanos no me querían y cada día nos alejábamos más hasta que ellos me ignoraron y fui como alguien que vivía en su pieza nada más. Me sentía aislada, lejos de mi tierra, sin apoyo de nadie. Ni yo ni mi familia anfitriona sabíamos como confrontar y solucionar el problema. A pesar de que vengo de una familia en suiza, donde no se discutía y se fallaban los errores, no era capaz de comunicar a la familia como me sentía.
Por no poder haber superado el sentirme mal en la compañía de mis hermanos, volví a mi país sin que ellos me despidieran, con la angustia de no haber cumplido mi meta y sacado el aprendizaje de mi intercambio.
Entonces, después de 3 años, se ha dicho VOLVER! YFU Argentina me dio la posibilidad de hacer una pasantía en Buenos Aires y realizar un segundo intercambio. Nuevamente me tocó una familia anfitriona. Como es la convivencia, siempre ocurren problemas, sea porque uno tiene un mal día y lastima al otro con palabras sin querer, o que a uno le molesta que el otro se saque los zapatos al entrar a la casa. Cosas que ocurren, pero lo que sí hicimos fue que siempre hablamos sobre todo lo que nos molestaba y yo de a poco aprendí a confrontarme a las situaciones y hablarles. Gracias a esto tengo una relación súper linda con mi familia en Buenos Aires y me siento como una hija más.
Después de haber vivido 5 meses en Buenos Aires me sentía lista para volver una vez más a mi pueblito en Chile.
Habían pasado 4 años y fue muy emocionante VOLVER. Llegué a la casa y ahí me esperaba toda la familia. Con un fuerte abrazo saludé a todos; me habían preparado un asado. Yo me sentía con un carácter mucho más fuerte que la última vez y que era tal como soy. Hablamos y nos reímos y en estos dos días solos me sentí más cercana a mi familia que durante todo mi año de intercambio.
Estoy feliz de haber vuelto, haberme confrontado con mi pasado y haber hecho un lindo cierre de mi experiencia, establecido una relación con mi familia anfitriona que perdurará para siempre. Estoy agradecida de haber tenido la oportunidad de hacer un intercambio con YFU Chile, haber vuelto y haber sido tan bien acogida por mi familia, mis amigos y por YFU Chile en la oficina de Santiago, donde todos me recordaban como la chica que saltaba la cuerda.
Quiero resumir mi aprendizaje: es bueno irse con expectativas bajas, y hablar los problemas al tiro cuando nacen durante el intercambio. Apagar el fueguito antes de que sea un fuegón y no huir del pasado.
Esto escribo para que la gente que considera su año de intercambio como incumplido por las expectativas que tenían, puedan sacar un aprendizaje muy valioso para la vida. Cada experiencia es buena, los buenos momentos los disfrutamos pero los malos nos hacen más fuerte y nos enseñan. Para saber disfrutar los buenos momentos hay que pasar por los malos.
YFU siempre seguirá siendo una parte mía, ya que en cualquier país donde esté me siento acogida y recibida en la gran familia YFU.

Viaje inolvidable

Suiza/pasante YFU Chile, Polaca/ex-pasante Suiza
Miro por arriba de los techos de Córdoba.
Dejé atrás dos meses increíbles, viajando por toda la Patagonia. Compartí tiempo con gente muy diversa y muy interesante. Hablé sobre muchas temas con gente de diferentes culturas, diferentes edades y diferentes creencias, lo que me hizo reflexionar mucho sobre la vida, las relaciones, la felicidad y me sirvió de ver ciertos aspectos de diferentes puntos de vista.

Gente destacada en mi viaje:

Ushuaia, chavón que tiene su propia agencia de turismo y cada día de su vida es una aventura y un incertidumbre, no sabe si va a tener trabajo o no, pero disfruta con poco cada momento de su vida.

Comodoro:
Una pareja y dos tipos me llevaron en su auto y al ver dos cabras de repente paran, corren detrás de ellos y lo meten en el baúl. Esta es nuestra cena, me dicen. Yo ya estaba por ponerme vegetariana, pero igual no quiero tener que extrañar al asado argentino. Lo único bueno que hizo la cabra, antes de morirse, es que cagó en el baúl.

Amigos del barco:
Una pareja, dos hermanas, una chica y yo comenzamos a charlar en el viaje de 17 horas en barco.
La chica estaba por comenzar una nueva vida en la isla chiloé, viendo a donde la lleva el viento. La pareja partió rumbo al sur todo a dedo después de haber terminado el colegio y los dos hermanos fueron muy buena onda, me llevaron al parque nacional y resulto que eramos todos muy parecidos en cuanto el grado de locura. Nos metimos en cualquier lado al agua, trepamos los árboles y por falta de ternedores comíamos con la boca nada más.

Tía en Santiago:
Una mujer muy fuerte que luchó por el subsidio gobernal para la salud para ayudar a su chiquito de 5 años, que lleva la enfermedad de Leucemia. Por suerte le está yendo todo mejor. Pero admiro la mamá por manejar tan bien la situación y espero que siga siendo tan fuerte.

Santaguinos de vacaciones en la isla chiloé:
Una pareja que me decía, que lo único que ellos querían es estar tranquilo y sin molestias de otras personas. Por haberles preguntado si me llevan, abrieron su corazón y no llevaron solamente a mí sino también a una pareja chilote en el camino que se estaba muriendo de calor. Una constelación muy interesante, tomando en consideración que viven en el mismo país tenían el aspecto y una vida totalmente opuesta.

Un camionero:
Me llevó 20 horas de un lugar al otro y me dejó dormir en el colchón del camión. Tirando chistes sobre diferentes temas por todo el viaje me trató con el mayor respecto, matando mi prejuicio de andar a dedo con camioneros.

Familia anfitriona de una amiga:
La armonía que expresa y el cariño que transmite hace de esta familia una familia increíble.

En Santiago volví a ver mis amigos, que conocí en suiza, durante el viaje, durante mi intercambio y fue hermoso haber vuelto a Santiago y pasado tiempo con ellos.
Cuidar las amistades es lindo, pues sin haber hablado mucho por varios años la alegría de volverse a ver es inmensa.

Una amiga religiosa en Concepción:
Me llevo a una junta de protestantes y realmente me encantó la alegría que expresaron las bailarines, los cantantes y los predicatores. Las palabras que transmitieron llegaron al público y hicieron pensar sobre las actitudes de los seres humanos.

Un amigo en el torres del paine:
Hiperactivo como yo, dijimos que en vez de cagarse de frío sin bolsa de dormir, mejor traspasamos la noche tomando mate y charlando sobre un millón de cosas. A las 4 de la mañana subimos el cerro y disfrutamos de la vista espectacular de los torres en el rojizo del amanecer.

Al respecto del reencuentro con mi familia anfitriona escribí un artículo aparte.

Fueron muchos más, pero como es, uno nunca puede contar todo. Igualmente quiero agradecer a todos los que compartieron conmigo una parte de mi viaje. 

Después de haber disfrutado del viaje, pensado sobre mi fúturo y haber tomado un par de decisiones, me fui a Córdoba a volver en parte a una estructura, darle al viaje otra razón y trabajar de lo que me gusta.

De mi consideración ya me fue bastante bien en mi nueva vida en Córdoba. Claudia me recibió con los brazos abiertos en su departamento, Mauricio, un amigo de tucumán, me mostraba toda la ciudad y me ayudaba en lo que podía.
Más encima ya pude realizar 2 encuentros de voluntarios más una capacitación.
Veo que de a poco vamos construyendo YFU Córdoba :)

Ahora ya estoy en el colectivo hacia Curuzú Cuatiá, ya que una viajera nunca para de viajar. Después de tanto tiempo finalmente me vuelvo a juntar con mi novio allí. Un momento que siempre parecía estar tan lejos y de repente el tiempo igual se fue volando.